Un vino atractivo y bien diseñado, desde el nombre a la etiqueta, dirigido a los consumidores jóvenes

Ganar consumidores jóvenes para el vino es asegurarse el futuro. Ya hay quien lo hace y saca las adecuadas consecuencias. Hablo de Borja Salamero y Francisco de Torre, dos audaces distribuidores que, en compañía de otros amigos, se han propuesto ofrecer a la juventud el vino que pueda enganchar (para un consumo responsable, naturalmente).  desenfadada y original. Y a un precio tan encantador como su presentación.
De momento, su esfuerzo está más orientado a la exportación en Asia, algo comprensible, que al mercado nacional, cuya atonía no deja hueco a muchas originalidades. Su oferta actual se limita a los dos primeros, un tinto joven y un crianza, ambos elaborados en Rioja por bodega ajena, como Viñedos de Aldeanueva (Azabache), lo que no quita mérito a la oferta.
Y, lo fundamental, el vino está bien elegido, es fresco, muy frutal (mora, fresa, frambuesa), bien provisto de notas de crianza, pero con la madera discreta. Goloso, lleno de fruta madura, ligeramente confitada, propicia el trago amistoso y cordial. No es un gran vino, pero sí una excelente propuesta para el consumo diario. Justo lo que nos hace falta.

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