El blog de Mister Cook

Los pitillos están de moda pero quién sabe si a la vuelta de la esquina nos esperan pantalones acampanados. Las modas son pasajeras y lo que hoy se lleva, mañana es objeto de risas.

La cocina, en cambio, es una de esas modas duraderas. Pasan los años y lo único que hace es crecer todavía más. Hasta el punto de convertirse en algo cultural y, lo más importante, emocional. Un escudo con el que podemos protegernos cuando lo necesitemos.

Es por eso que podríamos elevarlo, ligeramente, por encima del término hobby. En ocasiones, cocinar nos permite desconectar y entretenernos sino que nos relaja hasta el punto de tener efectos que podríamos considerar terapéuticos. 

Hay días que necesitamos encerrar en una habitación todo lo que sea de carácter rutinario y aislarnos, aunque sea unos minutos. Una de las mejores opciones, sin duda, es sumergirnos entre los fogones y desestresarnos. En ocasiones, con la preparación de un plato sencillo ya es posible desconectar.

Con el delantal puesto y con los fogones en marcha, los ‘jefes’ somos nosotros. Nadie nos dirá cómo debemos hacer las cosas y todo dependerá de nosotros. El agobio o el estrés que podamos traer del trabajo se puede quedar incrustado en el mármol, en un cuenco o en un recipiente tras amasar, picar y batir.

¿Quién no se relaja y se siente reconfortado al oler su plato favorito? Es más, el conseguir con tus propias manos que ese aroma te seduzca, reconforta todavía más si cabe.

Si no sabías que todo esto es posible en ese lugar de casa que quizás pisas en pocas ocasiones, ya conoces una forma nueva de evasión de la rutina. Ponte el delantal, olvida los problemas, pon en modo ‘off’ tu mente, entretente y… ¡Relájate! 

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