El blog de Mister Cook
Mordiscos de mar
Comer cerca del mar o de un puerto pesquero es, en sí mismo, refrescante. Y si en la mesa se despliegan pescados de la zona y vinos blancos, la experiencia llega a ser redonda.
Proponemos cinco opciones perfectas, de la parrilla de Abel Álvarez en Ribadesella al restaurante del rey del atún, José Melero, en Barbate. Estos meses de verano apetece darle un mordisco al mar.
GÜEYU MAR (Ribadesella, Asturias)
Parrilla marinera
GÜEYU MAR (Ribadesella, Asturias)
A pocos metros del agua se encuentra este simpático restaurante que regentan Abel Álvarez y su mujer. La carta la componen pescados de la costa asturiana que se reciben de Luarca, Lastres, Llanes y Ribadesella y se tarifan al peso. Piezas que se trabajan a la plancha y a la parrilla. Álvarez utiliza maderas de roble, más húmedas, para favorecer la jugosidad de los pescados; trocea las grandes piezas en rodajas antes de colocarlos en la parrilla y al final utiliza un aliño que denomina "agua de Covadonga". Los resultados son excepcionales. En verano, el grueso de la oferta lo componen los pescados azules: bonito, sardinas, xardas... El salpicón de bogavante es otro de los hitos de la casa. La carta de vinos, con más de 140 referencias en blancos y champanes, es otra sorpresa.
De la pescadería al plato
Su carta es el mostrador de una pescadería. Todo cuanto allí se expone está a la venta y se cocina. "Elige tu pescado, nosotros lo cocinamos para ti" es el eslogan de este atípico negocio que ocupa una casa histórica en el centro de Corcubión, con vistas al puerto. Meros, centollas, palometas rojas y lubinas... Un verdadero espectáculo. Al precio de venta que figura en las etiquetas se añaden 1,50 euros por cocinar cada ración de 250 gramos. Una lubina de 1,5 kilos, que costaría 30 euros en la pescadería, se cocina por 9 euros. En total, 39 euros servida en la mesa. Hay dos opciones: plancha o caldereta. Materia prima excepcional procedente de la Costa da Morte. Además, algunas especialidades como la empanada.
El gran festín del atún
El espectáculo comienza en la vitrina, donde se exhiben los mejores pescados del Estrecho: gigantescas doradas, besugos de Tarifa, pargos, pez limón... Una vez en la mesa, el privilegio pasa por disfrutar de la gran degustación de atún en todas sus formas. Cada año, en plena temporada (de abril a julio), José Melero adquiere entre 7.000 y 8.000 kilos del famoso bluefinn (Thunnus thynnus). Hermosos ejemplares de los que extrae hasta 23 cortes diferentes: morrillo, contramormo, cola negra, tarantelo, oreja, espineta blanca, galetes... que se ultracongelan para poder ofrecerlos en cualquier época del año. Las preparaciones niponas (sashimi, tataki) alternan con los guisos andaluces como la parpatana con patatas en amarillo o el galete estofado. Imprescindible el tartar de ventresca. El local es ruidoso y en verano es preciso contar con reserva.
Fuente:Gastronomía en EL PAÍS